sábado, 24 de diciembre de 2011

Parada casual en las Fiji.


Laos, 25 de diciembre de 2011- Navidad  en tierras Budistas!

FIJI

Vista aérea  del bonito mar que nos esperaba!

Vistas del  archipiélagode las Yasawas
Si nos hubieran preguntado hace un año, qué países íbamos a visitar durante nuestro viaje alrededor del mundo, nunca hubiéramos dicho Fiji… Hace un año el archipiélago de las Fiji se nos antojaba como un conjunto de islas perdidas en el Océano Pacífico, seguramente muy bonitas, pero sólo al alcance de unos pocos. Nos imaginábamos unas islas dónde habría que hospedarse en resorts de alto standing en el caso de querer visitarlas….
Llegando a nuestra  isla
Todo empezó cuando empezamos a buscar vuelos hacia Nueva Zelanda. Fuimos a la caza del vuelo más barato y vimos que, para sorpresa nuestra, era más barato volar desde Canadá que desde los Estados Unidos (aunque el vuelo hiciera una primera escala en Los Ángeles) así que encajamos Vancouver en nuestra lista de sitios a visitar. Y la segunda cosa que vimos es que el vuelo realizaba una segunda escala en Fiji, y que podíamos elegir la duración de la parada sin que ello comportara un aumento del precio. Así que, como teníamos muy claro que seguramente no íbamos a volver a tener la oportunidad de visitar las islas nunca más decidimos intentar hacer una visita de una semana en plan mochilero.

Durante nuestra semana en el Canadá nos armamos con una “Lonely Planet” y con ella e internet empezamos a investigar… En efecto, visitar las islas en plan mochilero no es fácil, hay muchos hoteles de lujo y resorts en las islas, pero, en la mayoría de los casos, eso es  lo único que hay. No hay supermercados para poder comprar y hacer bocatas ni tampoco campings así que no teníamos muy claro como lo íbamos a hacer para que nuestra semana en las Fiji no nos saliera por un ojo de la cara.
Nuestra casita a  primera  línea de mar
Finalmente Blanca lo encontró!! Había un sitio!! En el grupo de las islas Yasawas había un lugar donde dejaban acampar si venías con tienda de campaña. Había que contratar las comidas obligatoriamente pero no eran demasiado caras (además no teníamos alternativa). Así que ya lo teníamos, ni siquiera nos lo creíamos; nos íbamos a una de esas playas increíbles en las Fiji!!Días más tarde y con muchas ganas de playa, estábamos en el aeropuerto de Nadi en la Isla de Viti Levu del archipiélago de las Fiji. Y, por primera vez en todo el viaje, en la cinta transportadora no aparecía la mochila de Blanca. Después de la correspondiente reclamación y de un día de compras por Nadi decidiendo entre bikinis horribles ya estábamos a punto de ir a nuestra isla.
Os presentamos nuestra  playa...nada mal verdad?!

Puesta de sol

Las Fiji es un archipiélago volcánico formado por más de 300 islas y más de 500 islotes. Hay dos islas principales; Viti Levu y Vanua Levu que es donde vive el 90% de las 850.000 personas  que habitan en las Fiji. Así que la mayoría de las islas están deshabitadas. Los primeros habitantes eran de origen polinesio y melanesio y cuando los primeros europeos llegaron a las islas en el siglo XVII se encontraron con que sus habitantes practicaban el canibalismo así que se mantuvieron bastante alejados hasta el siglo XIX que es cuando los ingleses se empezaron a instalar de manera permanente.
Pasamos unas 6 horas en un barco desde Nadi, y navegamos cerca de islas de ensueño; pasamos cerca de la isla donde Tom Hanks rodó “Naufrago” y llegamos a nuestro sitio, cerca del “Blue Lagoon” donde Brooke Shields rodó la película que acabó dando nombre al lugar.
Nuestra playa  y haciendo kayack  

Tuvimos una grata sorpresa al embarcar ya que vimos como cargaban la mochila de Blanca. Blanca estuvo muy contenta ya que al final no tendría que ponerse aquellos bañadores tan feos!Desde el momento de desembarcar y después de montar nuestra tienda al lado de la playa ya no nos preocupamos de nada más. Pasamos unos agradables días tomando el sol, haciendo kayak y explorando los fondos submarinos con nuestro snorkel. Una vez más, igual que nos pasó  en Los Roques, descubrimos un mundo nuevo; arrecifes de coral multicolor, peces extraños, caballitos de mar y lo que más le gusto a Quique;  las Sepias (que son capaces de cambiar de color!). 


Calamares
Un calamar
  
Peces y corales de colores
Aunque una vez más, vimos bichos que por sus colores y pinchos era más que recomendable no acercarse demasiado. También vimos algunas rayas “volando” debajo de nosotros!. Y vimos los efectos de una de sus picadas ya que una le picó a uno de los empleados del lugar…


En la isla donde estábamos, además de un par de casas de huéspedes , había una pequeña población al otro lado de la isla y la fuimos a ver. El pueblo no era más que una pequeña aldea con casas hechas de adobe y techos con hojas de palmera.


Tenía una escuela y la fuimos a visitar, los niños estaban más que revolucionados con nuestra visita y nos dedicaron unos hermosos cánticos locales.





Finalmente, después de nuestros días de ensueño nos volvimos a embarcar en el mismo barco que nos había traído para volver a Nadi e ir volviendo a la realidad. Pero no nos engañemos; menuda realidad; en Nadi teníamos que coger un avión que nos iba a llevar a otro destino de ensueño; Nueva Zelanda.

De Mount Rainer a Vancouver.


Primero que todo queremos desearos Feliz Navidad! En estos momentos como algunos  ya sabréis estamos en Laos, concretamente en Vientiane.  Aquí no hay mucho que hacer por lo tanto es el lugar perfecto para pasar las Navidades tranquilamente. Esperamos que todos gocéis  de unos días maravillosos y entrañables en familia. Os añoraremos mucho!
Feliz  Navidad! Bosques del Mount Rainer
Dicho esto os contaremos lo que hicimos durante los últimos días por los Estados Unidos y Canadá.
Cuando salimos del  Glacier Park  todavía teníamos unos  cuantos días para devolver el coche en nuestro punto de partida, Seattle.  Así que decidimos aprovechar la oportunidad y acercarnos al Parque Nacional del Mount Rainer.  De hecho nuestra intención era visitarlo al inicio de nuestra ruta por los Estados Unidos pero debido al mal tiempo decidimos posponerlo, y esta vez acertamos de pleno, porque gozamos de los días más soleados y bonitos de todo el mes.
Quique & Blanca contemplando el Mount Rainer
El Mount Rainer es otro Parque Nacional precioso de los Estados Unidos, y a diferencia de otros parques  aquí  hay un solo protagonista: el volcán, cuya magnificencia representa  el Estado de Washington. 
Su silueta, en días claros, se puede ver desde Seattle, Tacoma, e incluso desde algunas ciudades de Oregón. De hecho en la entrada que hicimos de Seattle ya hablamos de algunos de los volcanes de la zona (el St. Helen). Y es que la zona que se extiende desde el suroeste de la Columbia Británica a través de los estados de Washington y Oregón hasta llegar al norte de California, está llena de volcanes  formando el  “Cinturón Volcánico cascada”.
Vistas de los volcanes de la zona
Nuestra visita al volcán   no fue tan  aventurera  como nos  hubiera gustado, de hecho queríamos  subirlo, pero ni íbamos preparados, ni entraba en nuestro presupuesto contratar a un guía. Así que de nuevo, alegremente, nos conformamos con dar algunas largas caminatas bien entretenidas.

Uno  de los glaciares del Mount Rainer
  


Había mucha  nieve en las cotas altas y donde no, las flores estallaban con colores brillantes como si fuera plena primavera.
Otra vista del Mount Rainer
Los dos disfrutamos muchísimo, las caminatas nos encantaron pues andamos por unas praderas preciosas,  a nuestro paso aparecían marmotas correteando felizmente entre la hierba. 
Marmota comiendo flores
Las flores silvestres del Mount Rainer

Por la tarde, cuando el sol se apagaba nos cobijábamos en el maravilloso Lodge  del Moint Rainer para leer y  jugar alguna partidita de cartas ante la fastuosa chimenea del lobby.  Y cuando llegaba la hora de dormir nos íbamos a nuestra fría tienda a esperar que la noche pasara rapidito y que el sol saliera bien temprano!
Un zorrillo.
El oso negro
Una tarde mientras Blanca leía tranquilamente, Quique fue de caza, sí, de caza fotográfica, y se encontró con varios bichos, entre ellos un oso negro. El oso negro es más pequeño que su primo Grizzly y mucho menos peligroso (siempre que se guarden las distancias claro!). Esta vez el oso paseaba tranquilamente por el fondo de un valle, comiendo florecillas y buscando frutas entre los matorrales…
El puente de Tacoma

Después del  Mount Rainer, volviendo hacia Seattle decidimos dar una pequeña vuelta y cruzar el nuevo Tacoma Narrows;  El primer puente colgante de Tacoma fue famoso por protagonizar un extraño suceso. En 1940, sólo unos meses después de ser inaugurado, el puente empezó a oscilar debido al viento. La oscilación fue ganando intensidad hasta que finalmente el puente se vino abajo. No murió ninguna persona y todo el proceso de oscilación fue grabado. Las imágenes obtenidas sirvieron para conocer y entender un fenómeno que, aunque se conocía, no se consideraba en cálculos estructurales. (Si queréis ver las imágenes pulsar aquí). Gracias a la experiencia del puente de Tacoma se hicieron grandes avances en el diseño de puentes.
Desde Tacoma  regresamos a Seattle donde nos alojamos en casa de Megan y devolvimos el coche. 
El museo de Boeing

Al día  siguiente volvimos a pasear por Seattle, y fuimos a ver el museo aeronáutico de la Boeing que es uno de los mayores museos de aviación del mundo. La compañía Boeing se fundó en Seattle, en un antiguo granero en 1916, en ese granero se diseñaron y fabricaron los primeros aviones y la compañía empezó a crecer hasta convertirse en la que hoy en día es la mayor fabricante de equipos aeroespaciales del mundo. El antiguo granero forma parte del museo y en su interior se pueden ver las mesas de dibujo e incluso los planos dibujados a mano de algunos aviones míticos. El museo hace un repaso a toda la historia de la aviación, desde los hermanos Wright hasta la era espacial. Quique estaba encantado y disfrutó como un enano. Después de tanto avión, al día siguiente por la tarde nos pusimos rumbo a Vancouver.

Vista de Vancouver


Nuestra intención era llegar a Vancouver, ver un poco la ciudad, escribir blog y descansar de   tanto coche. Pero de nuevo y casi sin darnos cuenta ya estábamos enredados; en el hostal conocimos a Fred de Perpiñán, y  Allison de Chicago y los cuatro decidimos alquilar un coche y visitar la isla de Vancouver que parecía una maravilla. Así que nos embarcamos en un Ferry dirección a Nanaimo , y una vez allí fuimos a buscar nuestro Dodge (un coche americano horroroso!). Desde allí empezó nuestra aventura por la isla. Nuestros compañeros estaban encantados con los paisajes de la isla (bosques húmedos con secoyas altísimas) pero nosotros  nos pareció una continuación de lo que ya habíamos visto en el Olympia Parc, pero con mucho más turismo. Pero por la tarde llegamos a Tofino. La población más conocida por los surfistas  Canadienses de la costa del  Pacífico. La verdad es que Tofino es una monería de población, con sus bosques, su pequeño puerto y con las casas de madera de los pescadores y los albergues distribuidos  para tener vistas de ensueño. Nosotros hicimos una caminata bordeando la costa y el faro. Por la noche nos hospedamos en uno de los hostales-albergues más bonitos de todo el viaje, se trata de un hostal dentro del jardín botánico de Tofino, un lugar de ensueño, rodeado de bosque y flores nativas, además de un huerto cuidadísimo. El lugar no podía ser más maravilloso (de hecho Blanca se hubiera quedado una semana) además de tener un precio muy asequible tratándose de Canadá y la British Columbia.


Fred, Allison, Quique, Blanca delante de un Totem


Tempestad en la Isla de Vancouver.

Vistas de la costa de Tofino y la Isla de Vancouver


Gracias a  nuestro fogon pudimos cocinar en todos estos maravillosos parques!

Tras nuestra visita a la isla volvimos a Vancouver para coger el vuelo que nos llevaría primero a Los Ángeles y luego a las Islas Fiji casi al otro lado del Océano.

La cima del Mount Rainer
 Durante el vuelo de Vancouver a Los Ángeles, sobresaliendo por encima de las nubes pudimos ver la cima del  Monte Rainier así que nos despedimos de la montaña y de todo el continente americano antes de seguir nuestro viaje hacia tierras más australes.