Vietnam
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Muchacha vietnamita navegando por el Delta del Mekong |
Desde Phnom Penh nos embarcamos rio abajo navegando el
Mekong. Teníamos la intención de entrar en Vietnam a bordo de una pequeña barca,
así que salimos por la mañana con un grupo de turistas y al cabo de unas 5 horas estábamos en el puesto fronterizo; un
pequeño muelle a orillas del rio cerca de Chau Dóc. Allí, le entregamos a un agente
nuestros pasaportes donde teníamos unos flamantes
visados de Vietnam tramitados días antes en Phnom Penh. Al cabo de un rato el
conductor de la barca, que hacía un poco de intérprete, nos dijo que el jefe de
la aduana quería vernos. Nos hicieron pasar a un pequeño despacho dónde nos
recibió de mala gana un señor gordo con cara de muy pocos amigos que lucía un
traje militar con una gran estrella roja en la gorra. El tipo dijo que nuestro
visado no era correcto; la fecha final de vigencia del visado no coincidía por
un día con los 15 días de estancia que se permiten a los turistas! Vaya, una
vez más problemas en la aduana!!! Ya nos habían estropeado el tranquilo paseo
en barco!!!
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Una siestecilla rio abajo... |
Tratamos de hacerle entender que habíamos tramitado el
visado en la embajada vietnamita de Phnom Penh y que, en cualquier caso, no
íbamos a estar más de 10 días en Vietnam pero no sirvió de nada, aquel señor
jefe de la aduana, que en teoría no hablaba una palabra de inglés, gritó algo
en vietnamita para hacernos callar y nos echó de su despacho. Después de haber
visto tantas películas del Vietnam pensábamos que aquel grito era la orden de meternos
en una jaula y arrojarnos al río para que nos devoraran los peces!!! … Afortunadamente
no hicieron nada de eso, aunque por lo pronto, la cosa quedaba en que no podíamos
entrar en el Vietnam. Allí acababa nuestro viaje en barco. Y ahora qué??!! Desde
allí, tendríamos que volver a Phnom Penh y dedicar tres días más a tramitar un
nuevo visado para luego volver a entrar en el país. Por si eso fuera poco,
además, íbamos a perder el vuelo de Ho Chi Minh a Hanoi que habíamos comprado
días antes!!! No nos lo podíamos creer, íbamos a perder un montón de tiempo y
dinero por culpa de una pequeña trivialidad!!!
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El barco casa de una familia Vietnamita |
Estábamos llenos de rabia!!! En aquel momento odiábamos a
todos los vietnamitas del mundo!!! Nos sentamos para tratar de calmarnos y pensar
cuál podía ser nuestra mejor opción cuando de repente vino a sentarse a nuestro
lado el conductor de la barca con una mirada compasiva...
El tipo nos dijo que, como favor personal, podía intentar
sobornar al jefe de la aduana si
estábamos dispuestos a ello. Vaya!!! Qué casualidad!!! Enseguida comprendimos aquella
gran pantomima. Y es que, seguramente el
barquero, el jefe de la aduana y hasta posiblemente algún funcionario de la
embajada estarían implicados. Con todo el teatro del mundo, nuestro barquero, nos
sugirió que entregáramos 40 USD y que el intentaría que esa cantidad fuera
suficiente. Eso sí, había que dárselos en dos billetes de veinte (no lo dijo,
pero es que así es más fácil de repartir!!!). Y así fue, nosotros al final hasta satisfechos porque
negarse a pasar por el tubo suponía tener un montón de problemas además de resultar
muchísimo más caro. Casualmente el barquero pudo convencer al aduanero
(suponemos que nuestro barquero tenía una gran destreza como negociador con las
autoridades) y volvió a nuestro lado para decirnos que habíamos tenido mucha
suerte; que le había costado mucho pero que al final había podido convencer a
aquel honrado aduanero para que aceptara nuestra voluntariosa y generosa
donación a su economía particular.
De nuevo rio abajo y ya en Vietnam, teníamos que sentirnos
afortunados, por sólo 40 dólares adicionales habíamos podido entrar en el país
para el que ya habíamos pagado todos los visados reglamentarios!!!
Tal como nos sentíamos en ese momento mucho tenía que hacer
aquel país para volver a generar en nosotros buenos pensamientos hacia sus
gentes. Mientras tanto íbamos a considerar a todos los vietnamitas como a unos
sinvergüenzas sin escrúpulos!!!
Pero nuestros enfados suelen durar poco y sin darnos cuenta
ya estábamos cargados de ganas de visitar los nuevos lugares que nos deparaba
aquel país. Nuestra primera visita fue el Delta del Mekong.
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Pequeño supermercado flotante... Possi'm 200gr de cansalada si us plau... |
El Mekong es el octavo río más largo del mundo, recorre
unos 4.880 km de longitud regando con sus aguas
a un total de 6 países. Nace en la meseta tibetana y sólo en su primera
mitad discurre por un territorio casi inhabitado y salva un desnivel de 4.700m formando cascadas y rápidos por
profundas gargantas. Luego, al salir de territorio chino, pierde los 500 m de
desnivel que faltan hasta el nivel del mar en unos 2.400 km. En este segundo tramo
es un rio navegable que proporciona sustento a más de 100 millones de personas
que viven de la pesca, el cultivo de arroz y del comercio por vía fluvial.
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Casa florante... |
El Delta que se forma al final de su recorrido es
espectacular, primero se divide en 2 enormes brazos y posteriormente en 9 que
son los que desembocan en el mar. El área del Delta tiene unos 40.000 km2 y más
de 3.200 km de canales navegables. En sus tierras se cultivan tres cosechas de
arroz al año lo que convierte a Vietnam en el segundo mayor productor de arroz
del mundo.
Tras pasar la aduana, continuamos en barco hasta a Chau Dóc
y desde allí nos llevaron en bicicleta (sí sí, en un taxi-bici… En una a Blanca
y en otra a Quique) hasta la estación de autobús. Una vez allí nos embutimos en una de esas “vans”
de 10 plazas teóricas en las que, en realidad, hay tantas plazas como personas
sean capaces de subir, haciendo, eso sí, un poco de contorsionismo muy saludable para
los músculos. Y finalmente, los 24 ocupantes llegamos a Can Thó, la ciudad más
importante del Delta, dónde íbamos a
pasar la noche.
Al día siguiente a las 4:30 de la mañana nos esperaba una
joven vietnamita luciendo un bonito pijama rosa y un sombrero en forma de cono.
Era la guía que habíamos contratado la tarde anterior para visitar el Delta. Y
es que, al igual que en Cambodia es normal que las mujeres y los niños usen el
pijama como indumentaria habitual. Usan esta prenda para todo, tanto por el día
como por la noche y de esta manera evitan tener que lidiar con los caprichos de
la moda además de resultar mucho más económico (No hay que olvidar que el clima
en esta región de Vietnam es totalmente tropical; las temperaturas no bajan de
25º C en todo el año y la humedad es del 90%)… Bueno pues, pijama aparte, habíamos quedado con nuestra guía a las 4:30
de la mañana y aún de noche y somnolientos embarcamos en su pequeña canoa para
dejarnos llevar hacia los famosos mercados flotantes del Mekong. Según nos
fuimos desperezando empezamos a ser conscientes del lugar donde estábamos.
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...Boutique de pirauchos... |
El
río es el centro de toda actividad; en las márgenes del rio principal abundan comercios
y tiendas de lo más variadas. Todos los negocios miran de cara al río de manera
que si tienes una barca puedes conseguirlo todo. Enseguida nos vimos rodeados
de embarcaciones de todos los tamaños posibles. Había enormes barcazas para transporte de todo tipo de
productos, madera, piñas, graneles… Algunas
iban tan cargadas que llevaban la cubierta totalmente sumergida.
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... Y aquí la boutique de ataudes... Los precios eran de morirse!!! |
A nosotros nos
parecía imposible que aquellos maltrechos cacharros pudieran siquiera flotar, y para nuestro asombro, no sólo flotaban, sino que además viajaban a
toda velocidad y en todas direcciones. Otras barcas eran auténticas casas
flotantes donde vivían familias enteras. Entre los grandes barcos se movían
ágilmente pequeñas canoas de pescadores por doquier.
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Qué sí qué sí!!! Que ésto flotaba!!! |
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Y esto también!!! |
Nuestra guía se las sabía todas. Con ella nos metimos por los
laberínticos canales que forman el Delta y avanzamos a toda velocidad entre los
pequeños islotes.
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A toda velociada por un pequeño canal del delta |
En ellas había pequeñas granjas donde se podían comprar cerdos,
ocas y otros animales además de hortalizas. Pero no nos entretuvimos demasiado;
si queríamos ver el mercado en plena actividad teníamos que darnos prisa pues de
lo contrario el madrugón no habría servido para nada. Finalmente llegamos a un
lugar donde se habían reunido un gran número de pequeñas embarcaciones para comprar y vender. Era un mercado. Cada canoa
ofrecía una amplia oferta de productos y los vietnamitas hacían sus negocios;
pujaban, regateaban y discutían para poder hacerse con los mejores lotes. Luego
se los llevaban a sus casas flotantes o los llevaban a otros mercados para
revenderlos.
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Una vez se han cerrado los tratos ya se puede desayunar! |
El ritmo era frenético… ¿Quién dice que la vida rural es más
tranquila? No lo es en absoluto!!! Al menos no en el delta del Mekong!!!
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Parada de frutas y verduras!! |
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Mercado fluvial |
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...Aquí unas ocas... |
Después de tanto caos fluvial nos dirigimos hacía la ciudad
más poblada de Vietnam: Ho Chi Minh (antiguamente conocida como Saigón). Esta
ciudad se está modernizando a pasos agigantados, hay grandes avenidas de
tiendas, barrios de edificios coloniales franceses y lo que más estresante; su
tráfico. Por las calles circulan centenares de miles de motocicletas a todas
horas. Los pasos de peatones
no abundan así que nosotros no sabíamos cómo
cruzar. Al principio recorríamos calles enteras por la misma acera porque no
nos atrevíamos a poner un pie en la calzada, pero al final no había más
remedio. Así que, después de esperar un buen rato, nos dimos cuenta de que para
cruzar las calles, en lugar de esperar un hueco, lo que hay que hacer es
empezar. Es decir, lo mejor es no mirar y cruzar directamente e instantáneamente todos las motorcillas se
apartan. Al principio cuesta un poco acostumbrarse pero es la única manera de
dejar de dar vueltas a la misma manzana!!!
Desde Hoh Chi Minh se pueden ir a visitar varios museos de
la guerra. Seguramente, al pensar en Vietnam, os viene a la memoria alguna
película con escenas de helicópteros revoloteando mientras suena de fondo
alguna canción de los Creedence (aunque las Walkirias de Wagner también quedan
bien). Y es que en éste país se libró durante diez años la cruenta guerra que
todos conocéis. Los vietnamitas enseñan
con orgullo todos sus museos y exhiben sus trofeos de guerra (helicópteros
americanos entre otras pequeñeces). También es posible visitar las galerías
subterráneas dónde se escondían los guerrilleros del Viet Cong. Por esos
laberintos de galerías, muchas de ellas de varios kilómetros, se transportaban
armas y víveres a las guerrillas. También se muestran las trampas rupestres
pero mortíferas que instalaban por la jungla. Nosotros no teníamos especial
interés en visitar estos lugares, ya habíamos visto suficiente tema bélico en
la frontera con el uniforme militar del jefe de aduanas. Y como al día
siguiente teníamos que coger un avión hacia Hanoi, no íbamos a tener tiempo.
Cuando llegamos a Hanoi no había tiempo que perder, llegamos
por la tarde y una vez en la ciudad fuimos a una agencia y sacamos dos billetes
para el tren nocturno que va a la región de Sapa. Así que, una vez más, sin
descansar fuimos corriendo hacia la estación para coger “in extremis” el
tren (esta vez fue por los pelos!) que
nos iba a llevar a las montañas.
El tren era un lujo en comparación con las famosas “vanes” a
las que nos habíamos acostumbrado últimamente. Esta vez íbamos a viajar en un
cómodo compartimento de cuatro camas. Con nosotros viajaba una simpática pareja
de australianos recién casados que, como viaje de novios, habían decidido coger
las mochilas e ir a explorar el sudeste asiático sin rumbo fijo. Sólo podían
ser australianos!!!
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Las montañas de la región de Sapa!! |
El tren nos dejó a la mañana siguiente en Lao Cai y desde
allí proseguimos el viaje en “van” por una serpenteante carretera hasta llegar
a Sapa. En realidad Sapa no es más que un pequeño pueblo de montaña totalmente
turístico que sirve de base para realizar excursiones. En el pueblo abundan los
restaurantes occidentales con velas para cenas románticas y las tiendas de ropa
de montaña, de imitación por supuesto!
Nos alojamos en un hotel con unas magníficas vistas y
contratamos una excursión de dos días por las montañas. Y es que muy cerca de
donde estábamos, se encuentra la montaña más alta de Vietnam, el famoso Fan Si
Pan. Ésta tiene 3.143 metros de altura por lo que generalmente siempre tiene
nieve en su cima. Nuestra excursión consistía en caminar a través de los
arrozales que los campesinos cultivan formando terrazas en las laderas de las
montañas.
Como en muchos otros sitios del mundo el hombre adapta el terreno
para su uso particular, y en este caso, durante muchos años fueron formando
terrazas para poder cultivar y le han dado al paisaje este aspecto tan
especial. Cuando nosotros estuvimos los
campos estaban segados, así que no tienen ese color verde intenso que tanto los
caracteriza cuando el arroz está crecido pero aun así la excursión nos encantó.
Durante los dos días de excursión, nos acompañaron dos mujeres que vestían sus
trajes tradicionales. Estas mujeres trataban de vendernos artesanía. Cuando
empezamos la excursión se unieron a nosotros pidiéndonos que les compráramos
algo, y nosotros le dijimos que no, que no teníamos espacio en nuestras
mochilas para nada más y que por eso no podíamos comprarles nada. Pero de poco
sirvieron nuestras palabras. Las dos mujeres nos acompañaron durante los dos
días caminando a nuestro lado con sus coloridos trajes tradicionales. Al final
del segundo día nos volvieron a preguntar si queríamos algo de artesanía, y
claro, para entonces ya les habíamos cogido cariño y no nos pudimos negar. Y es
que ciertamente es más fácil obtener algún dólar de un turista que cultivando
arroz. Eso hace que muchas de las tradiciones e incluso costumbres sobrevivan
sólo para el turismo. Vietnam es un país en claro desarrollo, tienen a su
alcance las últimas tecnologías electrónicas mientras que por el centro de las
grandes ciudades se pueden ver fácilmente gallinas e incluso cerdos. Donde
antes había animales de carga y bicicletas, ahora hay ciclomotores, motos y
coches. Estos países ya empezaron su transformación hace tiempo… Ellos sin
embargo entienden que el turismo puede ser una fuente muy lucrativa y nos ven a
los turistas (con razón) como unos pobres tontos que les hacen fotos a las
cosas más absurdas, así que si pueden, intentan beneficiarse. No les culpamos,
cada uno intenta sobrevivir como puede. Lo que ocurre es que siempre hay
personas demasiado avariciosas que exageran enormemente el interés que pueda
tener cualquier actividad turística. Y a veces, cuando algo esta terriblemente masificado,
se pierde parte del encanto.
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Muchacha con traje regional |
Continuamos nuestro
paseo por las terrazas atravesando el valle y dejando atrás pequeñas aldeas.
Durante el trayecto nos detuvimos para ver varias escuelas. Éstas nos gustaron
especialmente, y pese a ser totalmente rurales
nos impresionó la buena infancia que tenían aquellos niños. A pesar de
los pocos medios con que contaba, la escuela nos pareció totalmente digna y los
niños de aquel entorno rural todavía disfrutan de la inocencia de ser niños. Blanca
le quiso ofrecer una chocolatina a un niño, y poco después se había metido en
un buen lío!!!
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Niños del poblado |
Blanca intentando repartir una chocolatina entre 50 niños... iSuerte!
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La cena está lista!!!... Arroz claro |
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Niños en a la hora del recreo |
De nuevo en Hanoi nos esperaba un feliz reencuentro. ¿Os
acordáis de nuestra amiga Carolyne de Chicago? Pues estaba en Vietnam. Su hijo
Teddy estaba en Hanoi haciendo unas prácticas y Carolyne había aprovechado para
venir a verle y de paso visitar el sudeste asiático. Así que, una vez más, vivimos
un maravilloso reencuentro. Junto a Carolyne, y aprovechando que ahora ya sabíamos cruzar
calles, visitamos la ciudad.
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Otro maravilloso reencuentro!!! Con Carolyne en Vietnam!!! |
Hanoi es la
segunda ciudad de Vietnam. En ella existen también numerosos edificios de
arquitectura colonial francesa. En el
centro de la ciudad hay un bonito lago, y a su alrededor se encuentran
distribuidos todos los gremios. Y es que en Hanoi los comercios se establecen por gremios
de modo que hay una calle dónde están los comercios de café y especias, otra
con las jugueterías, al lado una de relojes que luego desemboca en otra donde
se encuentran las tiendas de ropa así que si necesitas alguna cosa sólo tienes
que ir al gremio adecuado. También es una ciudad muy turística, hay albergues y
pensiones por doquier y por todas partes hay agencias de viajes ofreciendo las
mejores ofertas para visitar la cercana bahía de Halong y las montañas de Sapa que
son posiblemente los lugares más visitados del país. Después de andar toda la
tarde y de lidiar todo el día contra enjambres de vietnamitas motorizados,
Carolyne nos tenía preparada una magnífica sorpresa; tenía entradas para ir al
teatro de las “Water Puppets”. Este espectáculo de marionetas acuáticas es una
encantadora representación de picarescos
personajes populares. Toda la representación se realizaba en una piscina de
manera que las figuras emergían por encima del agua realizando todo tipo de
piruetas al son de la música que interpreta una orquesta de instrumentos
tradicionales. El teatrillo nos encantó y después realizamos un bonito paseo
nocturno por los distintos gremios de tenderos viendo todo tipo de artefactos
raros. Al día siguiente a nosotros nos tocaba una excursión de tres días a la
Bahía de Halong.
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Islas en la bahía de Halong |
La bahía de Halong se encuentra al noroeste de Vietnam, en
el golfo de Tonkín, cerca de la frontera China y a 170 km al este de Hanói.
Se trata de una gran extensión de agua de mar salpicada por miles de islotes de
roca calcárea. Estas islas tienen todo tipo de tamaños y formas pero la mayoría
de las veces parecen enormes torres de paredes verticales que emergen a gran
altura. Algunas superan los 120 m de altura y la parte que está en contacto con
el agua está tan erosionada por el mar que presenta una gran muesca de manera
que al pasar cerca parece que la montaña entera se te vaya a caer encima.
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Formaciones de roca caliza |
Nosotros hicimos un pequeño crucero navegando entre las
islas. Embarcamos en un barco inspirado en el clásico junco chino. Todo el
estaba hecho de madera por lo que la navegación entre los miles de farallones
rocosos era de lo más exótica. Teníamos un camarote que parecía sacado de una
novela de aventuras… Además, como era temporada baja, teníamos el barco entero
para nosotros ya que a parte de un joven estudiante francés no había más
pasajeros.
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Blanca disfrutando del crucero!! |
En una de las paradas pudimos visitar una de las mayores
cavernas del mundo. Atracamos en una de
las islas y nos adentramos en una gran cueva que se abría en el interior
formando cavidades de gran tamaño. Recorrimos teatros enteros adornados por
miles de estalagmitas y estalactitas. La grandeza de los espacios interiores
nos dejo totalmente boquiabiertos, parecía que la isla entera estuviese hueca y
nos costaba entender cómo no se nos caía toda ella sobre nuestras cabezas!!!
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Paseo por una de las cuevas!!! |
Después de la excursión de las cavernas cogimos una pequeña
piragua y nos fuimos a explorar un poco. Nos acercamos a una de las islas y navegamos
por la hendidura excavada por el mar, pero no mucho ya que el techo estaba
lleno de estalactitas puntiagudas que amenazaban con convertirnos en pinchos
morunos al menor descuido!!!
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...Siluetas... |
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Más de cerca, los imponentes farallones de la bahía!!! |
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Navegando entre miles de islas
Algunas islas eran pedruscos totalmente verticales |
Al día siguiente por la mañana contemplamos el amanecer
desde la cubierta superior de nuestro junco y vimos como el sol empezó a asomar
sobre las crestas rocosas de las islas para ir poco a poco iluminando los lagos
interiores por donde navegábamos. El espectáculo fue inolvidable y el resto de
la mañana continuamos navegando maravillados entre aquellas gigantescas moles
kársticas hasta que al final, hubo que poner rumbo al continente. Nuestro viaje
continuaba…
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Blanca feliz viendo amanecer |
Al volver, pasamos nuestra última noche en Hanoi ya que al
día siguiente teníamos que coger una pequeña avioneta hacia Diem Bien Fu en la
frontera con Laos. Carolyne, atenta como siempre, nos cuidó cariñosamente una
vez más; Por la mañana, nos invitó a un copioso desayuno en su hotel donde no
nos faltó de nada (Quique repitió una o dos veces o… quizás alguna más en el
buffet) y nos arregló el transporte hasta el aeropuerto en un cómodo taxi para
que, al menos esa mañana, no tuviéramos que ir encajonados en una de esas
terribles vanes de plazas ilimitadas… Nos despedimos de Carolyne con un “Hasta
pronto” ya que la casualidad nos iba a brindar otro feliz reencuentro en la
cercana localidad Laosiana de Luang Prabang.
Diem Bien Fu es una pequeña población del norte de Vietnam
muy cercana a la frontera con Laos. Aunque no tiene ningún atractivo en
particular es especialmente famosa porque en ella se libró una decisiva batalla
que tuvo importantes consecuencias. Tras la segunda Guerra Mundial y la
retirada de los japoneses de los territorios de la antigua indochina, Francia
se propuso recuperar sus antiguas colonias. Laos y Cambodia acabaron aceptando
pero Vietnam tenía un grupo de insurgentes bajo la dirección del líder comunista
Ho Chi Minh y no estaba por la labor. Así que se desencadenó una guerra de guerrillas
durante varios años. Finalmente los franceses decidieron jugárselo todo a una
carta para intentar aplastar a todos los rebeldes en una única batalla. En una operación
aerotransportada situaron a más de 15.000 soldados en Diem Bien Fu, en medio de
territorio enemigo, y se atrincheraron fuertemente a la espera del enemigo. Los
Vietnamitas empezaron a explotar sus técnicas de camuflaje, zapa, túneles y
demás finuras artesanales para ir sorprendiendo una y otra vez a los franceses
que fueron retrasando sus posiciones hasta ser derrotados en 1954. Esa derrota
supuso la división de Vietnam. Vietnam del Sur con un gobierno instalado por
los E.E.U.U. aguantaría un tiempo el envite de sus vecinos del Norte hasta que
tuvo que ser ayudado por los norteamericanos que temían que el control de este
territorio por parte de los comunistas provocara un efecto dominó en todo el sudeste
asiático… (etc, etc, etc)
Nosotros dedicamos una tarde a pasear por esta tranquila
localidad. Aprovechamos para visitar un mercado con todo tipo de bichos y
Quique aprovechó para hacerse un buen corte de pelo en una de las peluquerías
de moda que había en medio de la calle, pues consideraba que ya había hecho el melenudo
durante suficiente tiempo y quería estar presentable para el civilizado país de
Laos.
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Este va a la cazuela!!!...Con arroz claro... |
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...Quique en una de las peluquerías de moda... |
Al día siguiente muy temprano nos embutimos en una “van” en dirección a
la frontera. El camino era de ripio, el polvo inundaba el habitáculo, en la furgoneta
no cabía ni un alfiler y todos estábamos sudorosos pero Quique estaba presentable
para entrar en Laos!