sábado, 19 de octubre de 2013

Navidad en Laos

Santiago de Chile, 8 de Octubre 2013


La selva de Laos

Los atrevidos “Togethers” entraron en Laos por la frontera de Tay Trang (El puesto fronterizo al noroeste de Vietnam). Según la Lonely Planet y numerosos blogs de viajeros, este paso  está cerrado a los extranjeros, y lo desaconsejan por la carretera  tortuosa que hay que recorrer  y por la escasa oferta de transporte que la cubre.  Así que, seguimos nuestro olfato de viajeros y nos lanzamos a probar suerte. Teníamos el presentimiento que nos dejarían pasar y nos arriesgamos, pero nos salió bien, y a día de hoy ya no nos acordamos del sacrificio que significó todo aquello (Sr. madrugón, van  de 12 plazas con 18 pasajeros…etc.), sólo nos queda la imagen de un paso de frontera muy rudimentario en medio de una jungla frondosa y con la sensación de estar entrando a un país sin rastro de civilización moderna.  


Puente sobre el Mekong

a falta de puentes...
Una vez pasada la frontera y con la bonita visa de Laos estampada en el pasaporte empezaron las aventuras de verdad. En realidad, la Lonely y etc…tenían razón, este camino no es muy frecuente entre extranjeros y justo por eso nos encantó y pudimos cruzar un Laos verdadero. Un país extremadamente pobre pero precioso. Desde el primer instante nos contagiamos de la sencillez, calma y naturalidad de un país que nada tenía que ver con sus vecinos más próximos (Tailandia y Vietnam).
38 horas de viaje dan para mucho

En esa zona de Laos el tiempo se había detenido y nos encantó verlo. Si bien es cierto que las aldeas que cruzamos eran muy pobres, todas tenían su dignidad. Una vez más constatábamos que la pobreza en el entorno rural es mucho más humana y llevadera que la pobreza en las grandes ciudades. Al menos aquí  los niños juegan con juguetes de bambú, corren descalzos por la selva, se bañan felices en manantiales de agua limpia  y comen bananas. Sin embargo,  en la ciudad sólo les queda rastrear entre los escombros y desperdicios llenos de suciedad.



Bebé jugando y cobrando el peaje del puente!!! 
Puente de bambú en Luang Prabang

Reportero "Indiana"cruzando puente de bambú























La zona norte de Laos nos pareció muy interesante y digna de profundizar, pero teníamos una cita con Carolynne en Luang Prabang y debíamos apresurarnos si queríamos coincidir con ella. A estas alturas del viaje nos sentíamos muy atraídos por la posibilidad de encontrarnos con caras conocidas, así que el encuentro con Carolynne primaba por sobre de aventuras en junglas vírgenes.


Templo Wat Xieng Tong


Una vez conseguimos llegar a Luang Prabang ( de Dien Bien Phu a Luang Prabang hay unos 400 km aprox….por lo tanto, nosotros tardamos unas 38 horas en llegar!), buscamos donde dormir y enseguida lo encontramos, ya que Luang Prabang es Patrimonio de la Humanidad y es muy turístico.
¡Los togethers !



Detalle de un templo por dentro

 
La parte posterior de un templo

Monjes entrando al templo Budista del Palacio Real
Obvio, no?!!!


Templo Wat Mai

Luang Prabang es una bella ciudad entre montañas y los ríos Mekong y el Nam Khane. Muy conocida por sus bellos templos Budistas y las calles coloniales francesas. Esta mezcla arquitectónica conjuntada con el marco de la selva, los ríos, y la serenidad de los oriundos hacen que  Luang Prabang sea un oasis aliviador en medio de un Sudeste Asiático hiperpoblado y frenético. Será por eso que es conocida como la perla del Sudeste Asiático!

La calle central de Luang Prabang es peatonal (un rara avis por estas regiones del mundo) y sólo circulan  bicicletas a un ritmo relajado.  De hecho nosotros, después de visitar la mayor parte de los templos alquilamos unas bicicletas e hicimos una excursión muy entretenida. Las fotos hablan por sí solas.  Se trata de las Kuang si waterfalls.

Kuang Si



Nuestro Indiana!!!
Espectáculo de cascada con elefante! 
El lugar es una sorpresa inesperada ya que uno va en bici por una carretera, bastante transitada, sin saber muy bien a donde se dirige, y cuando parece que todas los letreros en "cristiano" indican que has llegado...no ves nada! Sólo aparece un descampado donde se aparca la bici  (pagas unos dólares y un Sr. que vigila que nadie la robe!). Y justo entonces vimos que aún no habíamos llegado y que una vez más a falta de puentes, nos debíamos 

















Indiana en pleno baño!
montar en una de esas canoas para cruzar el río. Pero cuando llegamos,¡Dios! nunca en la vida nos podríamos haber imaginado que detrás de la selva se escondía tal maravilla. La verdad es que tal descubrimiento ya está muy explotado por todos los tour operadores de Luang Prabang, y el paraíso a nuestros ojos ya estaba repleto de australianos y europeos haciendo la cabra. Y los laosianos (que aprenden rápido!) aprovechan la ocasión y  han montado un  pequeño circo para turistas. Nos referimos a que en ese entorno tan idílico, uno puede hacer kayak, puenting, tirarse en tirolina y montarse encima de un elefante en medio de las cascadas! Quizás las otras actividades no sean nada del otro viernes, pero hay que reconocer que ver los elefantes en medio de un paraje así fue precioso, sólo hay que olvidarse que en el fondo se trata de un montaje para ganar dinero y ya está.


Nosotros dejamos atrás toda la gente y nos adentramos más por el sendero que llevaba a la selva y nos encontramos con parajes dignos de película, solitarios y con un agua cristalina que hechizaba a todo el que la mirara.  Y como podéis ver, Kike no se resistió ni medio segundo!



Después de esa aventura, nos encontramos con Carolynne, cenamos en un puesto de calle al lado de nuestro hostal y dimos un paseo por el mercado nocturno ( Luang Prabang cuenta con un mercado nocturno de artesanía sin igual! Ojalá el turismo no vicie a los artesanos y lo conserven tal y como está!).

El día siguiente lo tomamos como día de investigación…sí, aunque nunca lo hemos comentado en el blog, estos días son fundamentales. Gracias a ellos nos organizamos: ponemos una lavadora, analizamos la oferta que hay, argumentamos diferentes puntos de vista y finalmente, tomamos las decisiones. Estos días son de vital importancia ya que nos permiten ahorrar tiempo y dinero y no dejarnos nada en el tintero!



Laos, Land of a million Elephants (la tierra de los mil elefantes), y nosotros alimentando  a unos pocos!!!

Carolynne y su hijo Teddy con su elefant

Paseando el elefante por la selva
Así que ese día lo dedicamos a todo eso y averiguar qué tour debíamos hacer si queríamos pasear y bañar un elefante. Y creemos que conseguimos lo pactado, pero lo mejor fue que invitamos a Carolynne a sumarse a nuestra hazaña (ambos sabíamos  que quizás tal aventura no estaba en el plan de Carolynne, pero si se lo regalábamos no lo podría rechazar!)
¡Y qué día! Sin lugar a dudas uno de los días más memorables del viaje! Montando un elefante a nuestras anchas por medio de la Selva. Estamos convencidos que ninguno de nosotros olvidará tal experiencia. Primero nos familiarizamos con los elefantes (les dimos de comer), más tarde subimos encima (pero con sillín tradicional), después nos animamos a prescindir del sillín y conducirlos por la selva (les vas dando leves pataditas detrás de la oreja y se van moviendo según les indiques) y finalmente los bañamos y nos bañaron en el río! Qué divertido!!! Todavía podemos escuchar a Carolynne decir: ¡cuidado con mis gafas, que no caigan al río, decidle al elefante que no me arroje al río!!!
Blanca conduciendo el elefante y Kike reposa confiado!!!







Fue una experiencia genial, los elefantes fueron buenísimos y muy cariñosos. Una vez más las fotos reflejan maravillosamente lo que os estamos contando!



Ahora sí que lo hemos conseguido!!! Hemos personificado uno de los capítulos de Willy Fog!!!




Las fotos escenifican perfectamente la situación; 1a) fantástico, ya estamos bañando
el elefante!, 2b) Kike aprende trucos y prueba ponerse en pie. 3c) El elefante dice
que aquí manda él y todos al agua!!!







Hot Pot con Carloynne y Teddy

 


 




















Después de esta aventura nos dimos una ducha y nos fuimos a cenar a un lugar precioso al otro lado del río. Comimos una fondue laosiana ( una especie de “hot pot” con muchas verduras y poca chicha!)












El día siguiente partíamos a Vientiane, la capital de Laos, donde pasaríamos la Navidad y unos días para conseguir nuestra visa de Birmania.
Detalle del interior del Bus
Aquí vamos a hacer una pequeña mención al transporte escogido para llegar a la capital; un bus con literas! Sí, tuvimos que llegar al medio de Laos para viajar en uno de los mejores inventos para el mochilero; el bus cama de verdad! Sí, se trata de un bus con camas estrechitas pero que permiten dormir horizontalmente, dejando que la espalda descanse por completo! Kike no durmió mucho, pero Blanca durmió el trayecto de tirón y  se levantó fresca y descansada!

Nuestros días en Vientiane fueron de espera para conseguir el visado para entrar en Birmania. Aprovechamos la espera y nos lo tomamos con calma, como  si fuera un alto en el camino para no hacer nada de lo que normalmente  hacíamos durante el viaje: pasear sin más, no visitar nada en concreto, investigar por encima los próximos destinos, ver películas en la TV del hostel. Incluso, nos permitimos el lujo de ir a cenar a un Restaurante francés la noche del 24 de Diciembre. Hartos de tanto noodle, y arroz con soja…nos dimos el gusto de comer en un restaurante  afrancesado con “confit du canard” y “du vin rouge” inclusive. (Dadas las circunstancias fue una maravilla de noche buena). En realidad teníamos la relajada sensación de estar en un lugar sabiendo que no se tenía que visitar casi nada!!! Vientiane tiene muy  poco interés turístico, pero aún así,  encontramos un parque muy entretenido llamado Buddha Park, y pudimos hacer un poco el payaso entre tanta figura Budista y mitológica indú!
El gran Budha!!



Vistas del Butha Park

Finalmente, conseguimos los visados de Birmania (Myanmar) y nos despedimos de Laos con una penita y muchas ganas de regresar algún día no muy lejano. Nuestra próxima parada seria Nong Khai, Tailandia. 

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