1ª Etapa de nuestra visita a Bolivia -Uyuni-

Foz do Iguaçu 14 d’Abril 2011.

Cruzamos la frontera de Bolivia por un estrecho puente llenísimo de gente cargando mercancías en sus espaldas. Los trámites fueron rápidos y enseguida llegamos a Villazón andando, expectantes a todos los cambios que nos aguardaban.

 La primera diferencia fue el sistema de autobuses; en Bolivia las compañías anuncian los destinos a grito pelado: Potosííííííí Potosssssí!!! A la Paaaaz a la Paz!!! (¡parece una lonja!) Intentan colocar los pasajes a todo el mundo para llenar los buses al máximo y hasta que no se completan no salen (así que la puntualidad brilla por su ausencia)

Kike con su caballo despues de una buena galopada!

De todos modos llegamos a Tupiza, una localidad pequeña al sur de Bolivia y un buen emplazamiento para hacer muchas excursiones de aventura y dirigirse al salar de Uyuni por  parajes muy vírgenes e inhóspitos. 



Así que para no escatimar en aventura hicimos un paseo en caballo y el día siguiente empezamos un pequeño tour de 4 días en 4x4 cruzando desiertos de todos tipos, lagunas de mil colores , géisers, volcanes, montañas nevadas y paisajes lunares para llegar al Salar!

 



 



Alpacas  a su aire.



Una de nuestras mayores sorpresas durante el trayecto fue el desierto de Dalí…era como estar dentro de un cuadro de él!

Desierto de Dalí



Desierto de Dalí



Volcanes humeando.



La zona de los géisers



 Otra gran sensación del trayecto fueron los gésiers… Bueno, se les llaman géisers porque emanan humo, pero no los son, en realidad son volcanes activos.




  

Lodos burbujeantes

 
  

Laguna colorada con flamecos, llegamos al atardecer y el color era tan rojo como se ve en la foto y estaba repleto de flamencos!!!

 

Kike & Blanca en la Laguna Azul



El árbol de piedra ....y Kike a su sombra!!!

A nuestro paso nos saludó un lindo zorro!

 Estuvimos paseando entre los cráteres y observando los burbujeantes fangos. Finalmente volvimos a embarcar en nuestro coche y seguimos cruzando aquel extraño desierto volcánico no sin contratiempos; averías, pinchazos y otras aventuras. Ah! Se me olvidaba lo mejor; nuestro coche tenía especie de agujero (no llegamos a saber donde se encontraba) por el que entraba todo el polvo del desierto. Con esa peculiar ventilación sentimos la cercanía del desierto.

Al final llegamos a Uyuni, una pequeña ciudad cercana al salar del mismo nombre. Lo primero que visitamos en Uyuni fue su cementerio ferroviario, toda una colección de oxidadas locomotoras de vapor que en otros tiempos transportaron minerales hacia Chile.

Doña Bernarda (nuestra cocinera) reposa junto a una vieja locomotora

Kike soñando con sus trenes!

Al día siguiente madrugamos para  ver el amanecer en el salar de Uyuni.

Amanecer en el salar

 Como hacía poco tiempo  que había acabado la estación de las lluvias, el salar estaba inundado.

4x4 navegando en el salar

Había una fina capa de agua de entre 20 y 30 cm así que al entrar en el salar con los 4x4 parecía que nos estábamos metiendo en el mar.

Recolecta de sal

 Y es que hace miles de años el salar de Uyuni junto con muchos otros de Bolivia además del lago Titicaca estaban conectados formando un inmenso mar interior. Nos adentramos varios kilómetros “mar adentro” en aquel océano 12.000 km cuadrados (casi la mitad de Catalunya) sin ver nada más que una línea de horizonte en el infinito. El salar es un lugar mágico, totalmente distinto a todo lo que habíamos visto hasta ahora… Por una parte el hecho de estar inundado le hacía parecerse a la mejor de las playas caribeñas y por otro lado era estar en un inhóspito desierto de sal.

El caribe "salado" de Uyuni!

Kike encontró una duendecilla en medio del salar!!!